no sobran palabras!

Para los amantes de la música y la literatura ¡Nunca nos sobran las palabras!



jueves, 30 de agosto de 2012

Confusamente real



Vos que jugáis con mi entendimiento,
Buscáis tornar mi juicio en locura.
Sois vos tanto enfermedad como cura.
Ningún sentido encuentro a lo que siento:

Mestizo, mezclado, arena y viento,
triste, plomizo, vivo -por ventura-
Risueño, rebosante de dulzura,
Libre y esclavo, confinado, exento.

Intentar describiros es osado,
Pues de mil  formas os podéis presentar
 Inexorablemente, amor amado.

Mas confieso a media voz y a mi pesar,
Que aunque torpe, terco y poco taimado,
Sois vos mi aliento, mi meta, el respirar.






martes, 28 de agosto de 2012

LA HUELLA DEL TIEMPO


Ella,
recorría a paso lento un corredor abalconado, deteriorado y angosto, apoyándose, con pesar, en la madera vetusta y agrietada de la balaustrada. Sus cabellos canos se recogían en un moño destartalado dejando algún que otro mechón al viento, que olía a pan recién hecho, a queso, a orégano y lavanda.  Sus ojos grises reflejaban el crepúsculo toscano, eran una mirada perdida en el horizonte, aunque esta vez, no parecía estar tan lejos. Una niña, mostrando sus dientes de leche en una sonora carcajada, corría sin preocupaciones, haciendo crujir el parqué deslustrado, chocando accidentalmente contra un cuerpo cansado de luchar e, inevitablemente, desvaneciéndose en una bruma de recuerdos raídos. Su cobertizo quebrado por el silencio, estaba repleto de memorias vacías, teñidas de melancolía, alteradas por el tiempo. Comenzaba a hacer frío, pero ella ya no vivía en aquella realidad rauda, fugaz y confusa. Se encontraba confinada en un recoveco de aquellas nubes encarnadas, olvidando su olvido, rescatando su conciencia, danzando con sedas del pasado, impasible, nostálgica, abstraída.
Quizás no fuese una condena, -la vida es sabia- se repetía a sí misma. Tal vez, su mente humana, le ofreciera la redención. Es posible, que un enfoque distinto, dado a aquel maremágnum vacuo, consiguiera eludir un surco más en su árido rostro. Tal vez, y solo, tal vez, aprender a olvidar la identidad que efímeramente conservaba, le daría la posibilidad de convertir a la muerte en un suave eufemismo.

martes, 10 de enero de 2012

Soneto al amor recién nacido

Barco que surcas los mares,
Detente en mi corazón,
Que sin notable razón,
Te quiero por estos Lares.

Olas de cielo y espuma,
Guardad mi eterno secreto,
Que sin motivo concreto,
Vuelo sin ala ni pluma.

Que la flecha de Cupido
Ha despertado fugaz
Mis sentimientos dormidos

Yo no me creo capaz
De vivir, si no es contigo,
De encontrar otra mitad.

sábado, 7 de enero de 2012

El viaje de Amanda

Como si todas sus palabras fueran dictadas, Amanda impregnaba de tinta el papel, un folio que poco a poco dejaba de ser blanco.
Sus grafías eran finas y alargadas, tanto como sus pestañas, capaces de seducir con su suave movimiento a cualquiera que las contemplase. Su sello una lágrima amarga.

Querido Amigo:
No puedo, sino informarte, desde la sombra. Sé que te encontrarás desorientado y confuso con mi repentina marcha, pero no he tenido elección, si no cogía el tren esta misma tarde, no lo cogería nunca.
Los celos y la incertidumbre me han ganado la batalla y he sucumbido a la huida como método de evasión.
llevo conmigo el colgante de luna, aquella que contemplo, cerca pero inalcanzable, como tu amor. ¿Amor? Sí, amigo pues mi amistad es demasiado grande para caber en esa palabra, "amiga". Mi único vínculo con París lo ha cortado tajante tu invitación de compromiso y yo, cobarde como me reconozco, no volveré la vista atrás a las hojas caídas de un árbol muerto, es por eso que te escribo por última vez antes de embarcarme en un viaje sin sentido, sin brújula ni reloj y por destino, el sentimiento que jamás me regalaste.
Firmado:
Tu siempre Amiga, Amanda

Con esta dolorosa carta se despedía sin más de la vida que conocía hasta el momento, una vida llena de mimos, riquezas y caprichos consentidos, una vida acomodada de salones lujosos, techos altos, mesas kilométricas y secretos peligrosos. Abandonaba cuanto poseía, pues la vida le había enseñado que rodeada de bienes materiales aspiraba a algo más etéreo. La joven Amanda, dolida e inexperta, protegida hasta ahora del mundo cruel, se encaminaba a probar de él más que una pizca. El tiempo apremiaba, hizo tragar el papel al buzón y echó a correr en dirección opuesta a sus sentimientos. El remite había quedado en blanco. Ligero podría llamarse el equipaje de Amanda pues únicamente llevaba un bolso de mano y un frasquito de esperanza.

lunes, 31 de octubre de 2011

A un pensamiento que me hace sonreir

Tus besos son un leve susurro,
tenues y pálidos como la aurora.
Tus besos son una bocanada de aliento;
de tu boca a mi boca,
brisa de sentimientos.
Tu mirada me escruta sin reparos,
acaricia mis mofletes, sonrojados.
Tus manos encienden mi sonrisa,
entonces el tiempo se acelera y nosotros,
nos paramos.
Juego de niños, amor de adolescentes,
descuidados.
Palabras de adultos, mentes absortas,
llenas de imaginación.
Notas que evocan besos de nube,
roces de cielo y mar,
melodía de rosas, caracolas rizadas,
infinidad.
Volar es relativo, siento que vuelo sin despegar.
Amarte es impulsivo, te quiero, te pienso y te vuelvo a amar.

viernes, 29 de julio de 2011

Música para mis oídos

Hola! llevo mucho tiempo sin escribir pero mi asistencia a un concierto de música clásica ha traído de vuelta a mi musa: (escucha la música durante la lectura pinchando en el link que está justo debajo)
[música] (mejor minuto; 4:00)
La belleza de cada nota del violín es tan sutil y a la vez tan intensa que no quiero rozarla por miedo a romperla. Es delicada y al mismo tiempo consistente, se acopla al unísono y baila abrazada al arco y, sin embargo, es única.
Cierro los ojos y la música fluye a través de mí, como si mis venas fuesen un pentagrama. El violín se traslada a mi cabeza e imagino todos los movimientos del virtuoso. Cada melodía se va deshilachando y penetrando en mis sentidos, la luna se mece al compás de la perfecta compenetración de los músicos de cámara y de repente un violín chilla y ahoga su grito en una nota posterior, más grave. Está en éxtasis, la sensación se me contagia y un escalofrío de placer recorre todo mi cuerpo.“Mientras más agudo, más hermoso y más cerca de estallar” -pienso-.
Imágenes no paran de sucederse en mi imaginación: Un cisne que desencadena un ballet, y éste me lleva a una sala con un enorme escenario y un telón pesado y rojo. Sí, ahora estoy en el teatro y una araña cristalina ilumina los palcos; expresiones cambiantes, sonrisas, lágrimas, cantos, bailes, nuevas realidades, la oportunidad de ser otra persona por unas horas, ahora todo se sucede cada vez más deprisa,
siguiendo el compás de la pieza que se ha convertido en un “allegro” y no logro entrever una imagen clara, aunque todo me lleva al arte. Un grave y decidido toque final me impulsa, como con un resorte, a abrir los ojos de golpe, entonces vuelvo al presente.
Las notas son lentas y muy suaves ahora, sube la intensidad en un “crescendo” y se asemeja a la banda sonora de una película de romance y aventura. La gente aplaude, ¡oh! había olvidado que unas ochenta personas admiran expectantes.
Las hojas de los árboles se balancean pero yo no siento la brisa. ¡Ah! Sí, ya llega; es un soplo de música, un soplo de felicidad y plenitud. La belleza del sonido me embriaga, me empapo de sentimientos y sonrío sin darme cuenta, la tinta fluye pero siento que no se equivalen y me rebano los sesos adivinando la manera de plasmarla, de inmortalizarla, pero no me quedo satisfecha y la música vuela.
Dos instrumentos conversan, se enfrascan en su juego; el primer y segundo violín charlan animadamente, discuten y finalmente se besan. La gente interrumpe con sus palmadas y vuelvo a cerrar los ojos. El directo se paraliza en mi mente y el momento no termina. La gente abandona sus butacas y la emoción pasa, pero las notas más agudas juguetean aun en mis oídos, las intento tararear pero es en vano intentar estropear el recuerdo y las canto en silencio, en mi mente. Un concierto de emociones que me ha evadido de la realidad .
La grandiosidad del arte me emociona, me inspira.

martes, 21 de junio de 2011

La última ola del mar de sus ojos - PARTE 2

Hay que resbalar tan despacio que seas capaz de apreciar la esencia de cada momento y cada tramo del camino hasta que tu presencia deje de notarse y te esfumes en el tiempo y el espacio. Entonces habrá quedado algo, un rastro de recuerdos plasmados en el cristal de tu ventana, hasta que se evaporen en la mente de los que te rodeaban, entonces habrás desaparecido para siempre. Me intento aferrar a algo que me dé fuerzas para afrontar lo que se me viene encima, pongo más que cinco sentidos en lo que vivo, ahora mismo respiro el aire empapado que me inspira, me tranquiliza. Hoy llueve fuera pero aquí dentro me siento como en una fortaleza, una burbuja, un refugio donde mis sentimientos están a salvo de mis temores, por eso evito pensar en lo que me falta y aprecio lo que me queda.

Echo mi pálido aliento sobre el cristal y con la yema del dedo escribo “Te amo”. La verdad es que no sé realmente a que me refiero, amo tantas cosas que pronto echaré en falta, tantas que pronto me echarán de menos…
Me muero, todos nada más nacer empezamos a morir, con cada día que pasa dejamos atrás un recuerdo, un trocito de vida. No supe aferrarme bien y me caigo, todo se desmorona a mi alrededor y no hay ningún saliente al que agarrarme, tengo 17 años y la muerte me devora por dentro.
Mi madre me saca de mis meditaciones, con ellas me abstraigo de un mundo que no me gusta, que es cruel e injusto. Ella vuelve a llamarme con su voz dulce y quebrada por los acontecimientos de los últimos meses, intenta llamar mi atención al no encontrar respuesta la primera vez, hablo poco, respuestas cortas y concretas, sin explicaciones, ya no tengo ganas de hablar ¿Para qué? Es un esfuerzo vano, las palabras solo se quedan flotando en la mente si son importantes, por eso, solo hablaré cuando sea necesario.

miércoles, 25 de mayo de 2011

La última ola del mar de sus ojos

Hola! tengo el honor de comunicaros que a partir de hoy, una vez por semana se publicará en el blog un fragmento de un relato corto titulado "La última ola del mar de sus ojos" de creación propia, espero que la historia os guste, os enganche y sobre todo os emocione, quizas pueda lograrlo y a continuación podréis leer el comienzo de esta historia llena de sentimientos y sensaciones:

LA ÚLTIMA OLA DEL MAR DE SUS OJOS (escuchar)

Dicen que los días de lluvia son tristes y melancólicos, puede que tengan razón pero ahora mismo no lo creo. Veo las gotas del cristal de mi ventana, que se adhieren para no caer, para no resbalar al vacío y el cielo está gris pero luminoso, puede que el sol no sea vea pero su luz siempre aflora. Las calles están empapadas, formando riachuelos, algunos paraguas de diferentes colores corren solos, aunque no sé de qué huyen ¿del agua que da vida? Los árboles se agitan con la brisa helada que los sacude, tengo el cristal empañado del vaho del invierno pero a pesar de la lluvia y el frío, abro la ventana, cierro los ojos y respiro el aroma del ambiente, el olor que emana de la tierra mojada, aquel que tanto me gusta. No cierro la ventana, al contrario, me asomo hasta pensar que voy a caer, que voy a dejarme a la merced del viento, del destino. Las gotas de lluvia caen suaves sobre mis párpados y poco a poco me empapan el pelo, pero me gusta, me gusta sentir la fuerza de la naturaleza, respiro hondo de nuevo y me siento viva, aunque realmente esté muriendo por dentro. Una lágrima que no había sido llamada al encuentro con el exterior, se resbala descaradamente por mi mejilla y se confunde con las lágrimas dulces de las nubes; no estoy segura de que sea de tristeza, un día de lluvia puede ser triste, pero creo que este no lo es, más bien es emoción lo que siento, por haber conseguido poner todos mis sentidos en sentir algo diferente a la tristeza, quizás se asemeje lejanamente a la felicidad.
Una música resuena por toda mi habitación, una canción perfecta para un día como hoy; “Trouble-Coldplay”, “trouble”, problemas. Prefiero no acordarme de ellos, ignorar que existen, solo consiguen estropear todo lo bonito que conlleva una vida, un sentimiento, una acción. Problemas; creo que siendo optimista, hasta ellos tienen una parte buena, son los maestros de la escuela en la que permanecemos, de todas formas prefiero olvidar que están ahí y disfrutar de este momento ¿Quién sabe cuándo se volverá a repetir? Somos como esas gotitas, un día nos sueltan en el mundo y nos dejan caer, tenemos que aferrarnos a algo para sobrevivir y resbalar muy poco a poco por un cristal transparente por donde todos los demás te observan. Hay que resbalar tan despacio que seas capaz de apreciar la esencia de cada momento y cada tramo del camino hasta que tu presencia deje de notarse y te esfumes en el tiempo y el espacio. Entonces habrá quedado algo, un rastro de recuerdos plasmados en el cristal de tu ventana, hasta que se evaporen en la mente de los que te rodeaban, un rastro de agua, que da la vida, agua de los sueños, agua de los charcos en los que de pequeña no podía evitar saltar, por diversión, cuando la inocencia era madre de mis palabras, agua.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Que bien huele Francia!

Francia, como describirla, ah si! Francia se siente con el olfato. Si no hueles Francia, no la sientes. Tiene un dulce olor característico, sus calles se impregnan de una mezcla de crèpes au chocolat y queso fundido escondido en hojaldres crujientes, el aire se respira en francés, el cielo casi siempre gris deja caer una lluvia fina como la forma de hablar de sus habitantes, los edificios altos huelen a dinero y los remaches dorados de los balcones le dan un aire de superioridad. Un té rojo, blanco, negro... El aroma de las tiendas, el colorido de las caras que pasean a todas horas, el verde de los parques, el limpio de la respiración tranquila y una gama de sensaciones completamente distintas se te ofrece si entras en ese país de golosina. Francia y su colorido, país de sentidos.

domingo, 20 de febrero de 2011

José.

Él es José, un señor hombre, uno de esos de pelo en pecho, uno de esos de ceño fruncido y barriga sobresaliente, uno de esos con bigote negro, azabache, que no se diga.

Él es un payaso, de profesión, no le gusta insultar llamando a alguien payaso, porque, para él, no es algo malo, sino lo mejor del mundo.
Es un payaso de esos a los que les encantan las onomatopeyas, las risas extravagantes y las pelucas rizadas y coloridas.
Sí, si hace falta, José, o Pepín El Payasín, como prefiráis, se pone un zapato gigante en el pie derecho y uno muy pequeño en el izquierdo. Si hace falta, se pone un vestido de florecitas rosas y verdes que deje ver su viril pecho. Si hace falta, se maquillará, dibujándose una gran sonrisa encarnada en la cara, es más, es capaz de ponerse rímel y pestañas postizas, y de llevar un gracioso y ridículo bombín con una florecilla encima de una peluca coloreada de rosa, verde y naranja.

Sí, porque a José, no hay nada que le guste más que hacer sonreír. Olvidar preocupaciones, eso es.

Le da la mano a los niños pequeños y deja que le enreden la peluca, que le abracen y que le toquen la nariz, a lo que él responde con un gracioso "Mec Mec".
Si señor, saca conejitos de su bombín, eso sí, conejitos con nariz de payaso.
Los niños ríen y ríen y aplauden, y a él, no hay nada que le guste más.
Con un monociclo da vueltas y vueltas en círculos, haciendo sonar un enorme claxon.
Se cae a propósito y juega con el público al tenis, aunque con una extraña peculiaridad; ¡sin pelota!
Baila samba y salsa, y a veces con tacones, aunque por supuesto, también uno más grande que el otro.

Sí, porque para José no hay nada más bonito, hacer reír, hacer estallar en carcajadas a un inocente hombre que pasa por ahí, disfrutar con ello. Él colecciona sonrisas, y no hay nada más estimulante que eso.
Convierte las sonrisas de la gente en mariposas, palomas, pompas de jabón, o simplemente deja que el sonido salga y lo inunde todo. Coge una sonrisa, y otra, y otra, y las va transformando, a lo que los niños responden con más carcajadas y aplausos, saltan extasiados de los asientos y chillan.
Les duelen las mejillas.

Y es que, no hay nada más bonito que verle en acción.
Ejerciendo la mejor profesión del mundo: haciendo soñar.




Pizpireta.